No tenemos la fuerte personalidad de la que tanto presumimos. Vivimos en una sociedad en donde prácticamente todo el mundo ha aceptado ponerse el corsé social para evitar la crítica, la exposición al ridículo y sentirnos parte de un grupo. Nos asusta el bla-bla-bla social. No solo eso sino que el reloj biológico con su tic-tac ejerce una presión aún más fuerte sobre nosotros.
No tenemos un camino escrito que tengamos que cumplir en nuestra vida. Todas nuestras decisiones, forman parte de nuestra libertad. Trabajar para aprender a convivir con la presión es defender nuestra independencia.
El sarcasmo nos ayudará a reírnos de ella, la paciencia nos empujará a aguantar en los peores momentos y la perspectiva nos servirá para ser capaces de ver la situación en su conjunto. Podemos hacer frente a cualquier presión que se nos ponga por delante.
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