Todos utilizamos a personas como modelos de referencia en nuestra vida. Se convierten en el objeto de nuestra idealización, los manipulamos hasta convertirlos en seres aparentemente impolutos.
Aprender que ellos también son imperfectos nos suele generar decepción y frustración, es el resultado de la destrucción del pedestal que les hemos construido.
Sin embargo, nuestros héroes caídos nos han ayudado a encontrar un equilibrio y una ilusión durante muchos años. Nuestra visión y relación con ellos puede cambiar con el tiempo, pero su valor en nuestra vida es incalculable. Han sido la luz en nuestro caminar por lo que también proyectarán sus propias sombras. Relativizar la importancia de esas sombras, aceptar su vulnerabilidad y valorar su aporte a nuestras vidas nos servirá para resucitar a nuestros héroes caídos.
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