La muerte es nuestra compañera de viaje. Como el respirar o el dormir forma parte de la naturaleza humana. Úsala para volver a centrar tus objetivos, ambiciones e intereses en lo que de verdad importa. En lo que de verdad nos importa. 

Apóyate en ella para sonreír más, para ser más feliz, para disfrutar del valor de las pequeñas cosas que nos cansamos de ignorar en nuestro día a día. Todos nacemos enfermos, enfermos de vida, y solo depende de nosotros cómo vivimos nuestra enferma vida. 

Muchas veces solo esta reflexión nos sirve para darnos cuenta de lo lejos que está nuestro día a día de las personas que queremos, los lugares en donde disfrutamos o las actividades que nos llenan. No hace falta estar enfermo para vivir la vida que queremos vivir. 

Simplemente vive.